GRACE

Pude haber sido todos los hombres pero estoy feliz de haber sido yo mismo hoy por la mañana, me sentí tan libre como una hoja en la hierba a merced del aire, y en cada oleada del viento mi respiración percibía el olor a naranja, el sol quemaba mi rostro y una ráfaga recorría mi pecho produciendo una sensación fresca, inexplicable por ser fría y cálida a la vez y esto basto para encender mis sentidos.   Caminar en aquel lugar verde sin más testigos que las cícadas y las encinas que sirvieron como abrigo para que mi corazón se extasiara con las sutiles y lentas aproximaciones y la promesa de volver a ese lugar donde nunca había estado pero que ha dejado una huella imborrable en mi memoria, ya que es una antología de las caminatas mas memorables de este caminante y aquí volveré cada vez que mi corazón me lo pida y repasare con mi memoria todos los eventos en cada uno de sus instantes y me sentare a tomar un café de nuevo en “la aldea” donde lo hice en aquella ocasión para recordar aquel momento en el que surgían por primera vez un par de anhelos porque eso es la vida; un constante tejer y destejer de vagas sombras sin más sentido que la belleza…  


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