Después de tanto caminar hoy me
he detenido a escribir para dejar solo las cosas que realmente valen la pena y
dejar atrás todas las tonterías que voy acumulando en mi vida social, para mí,
el crecimiento interior es lo mejor de la vida ya que si se sigue el camino poco
a poco los pies se convierten en alas, entonces podemos volar y descubrir el
verdadero origen de todo. Es interesante
saber que a partir de hoy nuestra historia está en blanco y podemos escribir en
ella lo que queramos. El hipotético Dios
siempre es generoso ya que nos permite planearla, ¿Por qué no aprovechamos ese privilegio?, no
dejemos que planeen nuestra vida los demás, para ello debemos cambiar nuestro
pensamiento y la vida será diferente, pregúntate a cada instante por qué haces
lo que haces, piensa todo, medita todo, y comprobarás que casi todo lo haces
sin convicción, mecánicamente, por costumbre, por eso los días son aburridos. Pretendemos escaparnos del peligro cuando la
vida es peligro, por lo tanto se nos cruzará a cada rato, es decir, solo el
intrépido, el audaz, el que se anima a todo puede escribir su propia historia. No seamos como aquellos que temen conocer a
la vida porque le tienen miedo y creen que lo poco que les sucede es una
desgracia, no nos opongamos al río, dejemos que nos lleve al mar, y no cometamos
el error de querer separar mente y espíritu, alma y materia, porque todo
conforma lo que somos. La vida es una
permanente intriga, así que cuando nos damos cuenta que estamos aburrido es un
buen comienzo, significa que algo ha comenzado a cambiar ya que la mayoría
jamás se dará cuenta de su propio aburrimiento haciéndose sombra sombra a sí
mismos en un mundo de luz ya que los hombres auténticos no se aburren ya que
todo lo que nos sucede en la vida es apasionante, aprendemos del error y
atesoramos las mejores cosas dignas de escribirlas aunque no todos podemos
verlas, y eso no quiere decir que no formen parte de ellas, nadie puede excluirse
del maravilloso Universo que es la totalidad ya que es en vano que golpees la puerta,
sentenciaba Borges, estamos adentro…
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