PSEUDONIMO

El matemático inglés Charles Lutwidge Dogson se escondió de sus colegas de Oxford detrás del pseudónimo de Lewis Carroll cuando escribió su obra maestra “Alicia en el país de las maravillas”, tal vez se sentía culpable por su notoria debilidad por las niñas que lo llevaba a pedirlas prestadas a sus padres para llevarlas de picnic y contarles cuentos. “Yo soy otro” dice Arthur Rimbaud en su obra Cartas del Vidente, y es que tambien Oscar Wilde al ser procesado en Inglaterra cambia su nombre por el de Sebastian Melmoth para terminar su condena. El pseudónimo ha perdido la P inicial y de paso su etimología precisa procede de pseudo (falso) y se usan por las más diversas razones, desde un afán lúdico hasta para cometer delitos, algunas veces les impulsa la vergüenza, el deseo de ocultarse. Las prostitutas acostumbran cambiar su nombre, pero también lo hacen en la iglesia católica, tal vez no le diga nada el nombre de Karol Józef Wojtyła y Joseph Ratzinger, pero seguramente reconocerá los pseudónimos: Juan Pablo II y Benedicto XVI. En el renacimiento surgió Botticelli, que suena muy elegante, pero era que quiere decir “botijon” debido a su apariencia, el conocido “Platon” aludía a los hombros anchos del famoso filósofo griego. Arturo de Córdova invento su Pseudonimo, Pedro Fernández se llama en realidad Martin Cuevas y prefirió usar el más común de los nombres y los apellidos en forma de homenaje a dos ídolos de la canción, uno se apellidaba Infante y el otro se llamaba Vicente. Hay quienes cambian de sexo como en el caso de Mary Ann Evans que utilizo el pseudónimo de Jorge Eliot para firmar sus novelas y Aurora Dupin que se hizo llamar Jorge Sand, el “angel de la anunciación” llamada Lucila Godoy Alcayaga se transformo en Gabriela Mistral, los poetas continentales Pablo Neruda y Ruben Dario tambien los utilizaron, el primero se llamaba Neftali Ricardo Reyes y el segundo Felix Ruben Garcia Sarmiento. Se dice que el poeta portugués Fernando Pessoa no solo tenía uno, sino cuatro pseudónimos de acuerdo a la personalidad poética de lo que escribía. Se puede decir entonces que sirven para darse valor, para amplificar o intensificar la personalidad o como dice Oscar Wilde son una máscara, y usted apreciado lector, ¿tiene un pseudónimo?



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