Cuando por las noches observo el
cielo hasta los confines del universo y observo su bella majestuosidad, me
siento halagado realmente de que el hipotético Dios después de crear esa
maravilla se hubiera tomado el tiempo para crearme a mí. Solo basta con mirar a nuestro alrededor para
darnos cuenta la belleza es abundante, camina entre nosotros como una madre ya
que está hecha de fuerza y de terror como la tormenta que hace temblar la
tierra. La belleza está hecha de suaves
murmullos en nuestro espíritu, su voz invade nuestro silencio como una voz
amortecida que tiembla en la sombra, la
belleza grita entre las montañas y el eco de su grito es el batir de las alas y
de rugir de las fieras, llega con la primavera saltando por las colinas y se le
ve bailando entre las hojas del otoño con torbellinos de nieve en su pelo, la
belleza no es una necesidad es un éxtasis, es una canción que se escucha aún
con los oídos tapados, es una bandada de ángeles eternamente en vuelo, es la
vida que alza el velo para mostrar su cara esencial y sagrada, la belleza es la
eternidad mirándose en un espejo… procura
siempre mirarte en ese espejo.
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