GABRIEL GARCIA MARQUEZ


No le niego estimado lector que esta tarde me gustaría escribir sobre Gabriel García Márquez, pero honestamente que tanto podría escribir alguien que como yo jamás ha leído un libro de este autor.   No niego que alguna vez me paso por la mente hacerlo, pero no lo hice, y prefiero aceptar que no lo he hecho, a aparentar un falso duelo y citar los libros que nunca leí.   Creo firmemente que si me hubiese dado un tiempo hubiera resultado fascinante ya que don Gabriel es conocido como uno de los íconos de la literatura universal y quizá el escritor colombiano más importante del siglo XX.  Ayer por la tarde tenía 87 años de edad y aun en mi mente fantasiosa podría haberme sentado a platicar con él y quizá de esa manera comprender porque ha sido uno de los autores más significativos del boom latinoamericano, y a que se debe ese éxito editorial.   Recuerdo que una vez le escuche decir en una entrevista que sus principales publicistas son los propios lectores que tienen a bien recomendar sus libros.   De los labios de Oscar Chavez tuve un breve acercamiento con el realismo mágico que utilizaba en su obra maestra, 100 años de soledad que narra la vida de siete generaciones de la familia Buendía en el mágico pueblo de Macondo, y que le valió el premio Rómulo Gallegos en 1972, y el Nobel de Literatura en 1982.    Yo quisiera algún día tener la entereza de aquel al que le llamaban “Gabo” que dejó los estudios de Derecho porque le aburría la carrera y dejó las aulas para ganarse la vida en la noble tarea de escribir como reportero y crítico de cine.   En el verano de 1965 comienza a escribir Cien años de soledad en la Ciudad de México sin saber que vendería más de medio millón de copias en tres años.   Durante su vida tuvo la fortuna de ser amigo de líderes izquierdistas como Fidel Castro  amistad que le lleva ser acusado por el gobierno colombiano de financiar a la guerrilla, por lo tanto se ve obligado a refugiarse en la embajada mexicana durante algunas horas, para luego abandonar Colombia.  En sus discursos retrato como nadie la realidad de América Latina, en la que según sus palabras: “Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza…”   hasta que la desdicha llego a su vida cuando se entera que padece de cáncer linfático, y después un grande silencio…   Un querido amigo me dijo un día: “hay que desconfiar de los genios porque a veces se hacen los muertos”,  y esta tarde estoy de acuerdo con el porqué ¿Quién puede decir que ha muerto Gabriel García Márquez…?

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